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ToggleTe damos los trucos para retrasar al máximo la aparición del ardor muscular producto del esfuerzo intenso, lo que nos hará aumentar nuestra capacidad de resisitir durante más tiempo a un alto nivel.
No te vamos a contar nada nuevo sobre la sensación que se tiene al llenarse nuestros músculos de ácido láctico, la conoces de sobra. Pero sí queremos darte una pincelada sobre por qué se produce esa quemazón que te invade cuando te exiges al máximo.
El ácido láctico es liberado en el músculo cuando este ha agotado sus reservas de energía pero aún así sigue habiendo demanda. En un principio la liberación de pequeñas cantidades de ácido actúa como fuente de energía momentánea. Pero es la acumulación de este lo que nos provoca el ardor, hasta el punto de bajar nuestro rendimiento o dejarnos completamente doloridos.
Normalmente nuestro cuerpo utiliza el oxígeno para la producción de energía, al esforzarnos al máximo este no llega con la rapidez necesaria, entonces es cuando recurre a métodos anaeróbicos para la producción de energía.
Podemos aguantar hasta 3 minutos produciendo energía de manera anaeróbica, un tiempo en el que el lactato inunda nuestros músculos progresivamente, produciendo esa sensación tan odiosa, pero que es la manera que tiene nuestro organismo de decirnos que estamos llegando al límite.
¿De qué forma podemos evitar la aparición excesiva del ácido láctico?
1. Hidratación
Cuanto mejor hidratados estemos más diluido estará el ácido y menos notaremos sus efectos. Además estaremos proporcionando a nuestro músculos los líquidos necesarios para funcionar evitando las temidas rampas.
2. Sales
Un nivel adecuado de magnesio permite a tu cuerpo trasladar la energía hacia tus músculos de manera más eficiente, evitando así la necesidad de recurrir al ácido láctico para compensar la falta de energía.
Además el sodio ayuda a barrer la acumulación del ácido, incrementando nuestra resistencia.
3. Ácidos grasos
Estos ayudan a descomponer la glucosa, algo vital para la producción adecuada y sostenida de energía. Siempre que procuremos un suministro de energía adecuado y constante estaremos evitando la aparición del lactato.
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4. Vitamina B
Al igual que los ácidos grasos, la vitamina B tiene un efecto sobre la glucosa, ayuda a acelerar su transporte por el cuerpo, cuanto más rápido nos llegue más tardaremos en notar el ardor de músculos.